Capital y deuda son las dos fuentes de financiación de la empresa. El endeudamiento permite mejorar la rentabilidad del accionista, como hemos visto en nuestro artículo sobre apalancamiento financiero.
La estructura de capital, es una de las decisiones financieras más importantes y estratégicas de la empresa. Cuando se habla de la estructura de capital, puede resultar confuso, porque lo que significa es la estructura de fondos propios y de endeudamiento que se va a elegir, para financiar la empresa en su conjunto, una inversión, un proyecto, una fase de crecimiento, etc. No confundir con el capital de la empresa, que es el producto del número de acciones emitidas por el valor nominal de cada acción.
Una vez que tenemos definida la estructura de capital, debemos considerar los instrumentos de endeudamiento que se utilizarán y en qué proporción para tener claro las implicaciones, flexibilidad y coste de financiación de la empresa. Como casi siempre, habrá que compaginar los deseos con la realidad de la empresa y sus posibilidades. Un cálculo básico es cuánta deuda cabe o el porcentaje máximo sobre fondos propios o financiación propia que se puede pedir en función de los flujos de caja esperados de la empresa.
La deuda, es una fuente de financiación más económica que el capital o fondos propios. Pero tiene un nivel de exigencia mayor. Existe una prelación u orden o prioridad en el pago de las obligaciones de la empresa. Primero deben cobrar los empleados, la Seguridad Social, la Autoridad Fiscal, los Fondos de Pensiones, los proveedores y acreedores comerciales, los acreedores financieros y por último, si existen excedentes los accionistas. La deuda en todas sus variantes, está por delante de los propietarios de la empresa.
Dentro de la prelación u orden en el cobro de deudas o dicho de otra forma, en la asunción de mayor o menor riesgo, existen diferentes categorías de deuda. De menor a mayor riesgo, o de mayor o menor prioridad tenemos:
- Deuda senior secured
- Deuda senior
- Deuda subordinada
- Deuda híbrida
Deuda senior
La deuda senior es un tipo de deuda emitida por un agente económico de la mejor calidad crediticia posible. Esta deuda sitúa a su poseedor por delante del resto. El primero en el orden de prelación a la hora de cobrar, si ese emisor quiebra.
Es por tanto, la deuda que pagará un tipo de interés menor frente al resto de tipos de deuda emitida por ese mismo emisor, ya el poseedor de esa deuda asume menor riesgo.
La deuda senior puede ser
- secured (asegurada) o
- unsecured (no asegurada)
La deuda que es respaldada por un activo financiero (colateral) es aquella que es secured, teniendo el inversor preferencia ante la deuda unsecured del resto de acreedores. Mientras que la deuda que responde de los activos y de los cash flows del emisor se corresponde con deuda unsecured. El colateral puede ser una hipoteca, aval o fondos y caja con movimiento restringido que actúan como garantía. El deudor tiene la posibilidad de acceder al colateral en caso de impago, por ese motivo, adquiere un derecho de cobro preferente frente a terceros. Si el colateral es suficiente, habrá cobrado su deuda y si no, por la diferencia ira contra el total de activos y pasivos en el orden o prelación que le corresponde.
Deuda subordinada
La deuda subordinada es un tipo de deuda de peor calidad crediticia que la deuda senior, y por lo tanto, «subordina» a su titular por detrás de todos los acreedores (senior secured y unsecured) en preferencia de cobro (orden de prelación).
En el caso de las entidades de crédito esta deuda es considerada, junto con las participaciones preferentes, un instrumento híbrido de capital. Además, tanto las acciones preferentes como la deuda subordinada, tienen una alta correlación con las acciones ordinarias cotizadas en los mercados de renta variable, por su cercanía en la estructura de capital del banco a las acciones.
El motivo por el que las entidades de crédito emiten deuda híbrida, en lugar, de emitir acciones ordinarias, es porque estos productos híbridos no son dilutivos (no participan en los beneficios presentes y futuros de la entidad como las acciones).
Esta deuda supone asumir mayor riesgo para el que aporta los fondos y un mayor coste para la empresa.
La empresa a la hora de obtener financiación mediante el endeudamiento financiero puede negociar con una entidad financiera, en lo que se conoce instrumento bilateral o puede acudir a los mercados. Al emitir deuda, la empresa acude al mercado primario, como vimos al hablar de valoración de bonos y obligaciones. Los adquirentes de la deuda, si quieren vender esos títulos, antes del vencimiento, deberán acudir al mercado secundario.
Otra opción cuando la empresa necesida importes elevados, y no se quiere emitir deuda en los mercados, es la de estructurar la deuda con un sindicato de bancos. Un banco actúa como agente y negocia con la empresa las condiciones del préstamo y luego, divide la totalidad del préstamo en tramos que deriva a diferentes entidades competidoras, para aminorar el riesgo, lo que se conoce como sindicar una operación. En estos momentos estamos viendo en la operación de OPA parcial de IFM sobre Naturgy, como BNP financiará parte del importe necesario para la OPA y que diferentes bancos españoles participarán asumiendo un tramo de la operación.
La conclusión es que el endeudamiento puede ser una gran fuente de valor para la empresa y para sus accionistas. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que muchos accionistas fueron diluidos y sacados de la empresa cuando el endeudamiento fue tan elevado que no la empresa no pudo afrontar la misma. En esa situación las deudas, al capitalizarse, hacen que sus tenedores asuman el control de la empresa.
Siempre tiene mayor resiliencia aquella empresa que tiene menor endeudamiento, a costa de una menor rentabilidad de sus accionistas. Una vez más, entra en acción la ecuación rentabilidad y riesgo.
