Todo estudiante de bachillerato, que tiene intención de acometer estudios universitarios se enfrente a la misma pregunta. ¿Qué estudiar?
Mi caso seguro que no es un caso excepcional. Desde niño, y no se como surgió la idea, mi interés y sueño era ser médico. Antes de comenzar el último curso, previo a la universidad, me comenzaron a asaltar muchas dudas. A última hora me decidí por Administración de Empresa. Una de la claves fundamentales, sin duda, trabajar con personas. Personas con una gran diversidad de conocimientos, experiencias, objetivos, intereses, inquietudes. Una complejidad que te hace adivinar que el camino no va a ser aburrido.
Si, lo importante son las personas. Toda organización de éxito y la empresa no es una excepción, tiene como denominador común que ha contado o cuenta con personas excepcionales que han llevado con sus ideas, visión, liderazgo o compromiso, a la organización a un nivel superior, un nivel en el que las externalidades que han producido, los cambios sociales, tecnológicos, económicos han sido excepcionales. Un progreso inclusivo, en el que muchos se aprovechan o nos aprovechamos, más allá de tener una relación directa con la empresa.
La empresa tiene muchas dimensiones, pero sin duda las personas es la más relevante. Por eso, materias como la ética, historia, arte, sociología, filosofía o psicología, que no asociamos a un mundo como el empresarial, tienen a mi juicio tanta importancia. De los sitios por los que pasas, te llevas ideas, conceptos y claves que te ayudan a mejorar. De Deusto me he llevado muchas que me han acompañado toda mi vida profesional. Hoy, me gustaría recalcar una. Aquella en la que un padre jesuita abogaba por incluir más contenido humanista en una carrera técnica como Administración de Empresa. Me sorprendió la idea, me hizo pensar mucho y mi experiencia a lo largo de los años me ha hecho abrazar la idea. Por eso, junto con temas técnicos abordaré reflexiones humanistas que completan la ecuación. ¿Por qué? Porque trabajamos con personas.
Quién aporta valor 