(46) Nunca es buena señal desperdiciar talento


Artículo de opinión

Podría decirse que no son buenos tiempos para los empleados de las grandes empresas. Quién lo diría, cuando son las que aguantan mejor la crisis económica que estamos viviendo. Casi todas ellas en beneficios. Echamos un vistazo a la prensa y casi sin excepción encontramos noticias parecidas. Una pequeña muestra muy actual:

Mala estrategia, de sobra conocida

Ya en mi época en la Universidad, me gradué en el año 96, se hablaba de las malas políticas de las empresas, que cortas de miras, reducen y eliminan parte de sus equipos comerciales ante el inicio de cualquier crisis. Si no hay ventas no se necesitan vendedores. Ya nos hicieron ver, en esa época, que se trata de una visión cortoplacista, porque cuando la crisis terminaba, las que habían sabido aguantar, estaban mejor preparadas para salir de la misma más rápidamente, con sus equipos comerciales a pleno rendimiento. Como hemos hablado en otras ocasiones, una empresa que no vende, es una empresa con pocas posibilidades de sobrevivir. Salvando las distancias, y sin concretar solamente en equipos comerciales, hoy día diría que a pesar de lo mucho que sabemos y hemos aprendido de cómo gestionar una empresa, caemos en los mismos errores.

La edad no es un handicap es un activo

Es curioso que haya gestores de empresas que busquen la innovación, la digitalización, la inteligencia artificial, el blockchain, las fintech, las criptodivisas, …, todo lo que suena a moderno y se olviden de lo básico. El valor de la empresa está en su talento y tirarlo por el desagüe nunca es una buena política. Y se tira talento cuando el criterio de selección de las bajas, en una empresa es la edad que aparece en el DNI (documento nacional de identidad) de sus empleados. Nunca pensé que es bueno limitar a un joven con mucha capacidad, y tampoco considero que la experiencia sea un problema. La edad que se tenga no indica que una persona sea capaz de ser flexible y adaptarte al cambio. Las personas hay que analizarlas de forma individual. Las generalizaciones nunca son buenas. No digo que no haya que prescindir de personas que no aportan y son negativos para la organización, pero el criterio de selección nunca puede ser su edad.

Estamos en un mundo en el que las máquinas van a desarrollar muchas funciones que antes hacían las personas. Y eso porque lo hacen de forma más eficiente. Por eso, cada vez más se buscan personas con espíritu crítico, con capacidad de resolver problemas, liderar, aportar su experiencia de vida para pensar de forma transversal, capacidad de trabajo bajo presión, con liderazgo, que no buscan su ascenso en la pirámide profesional a costa del resto, sino realizar un buen trabajo en comunión con el equipo, gente con ganas de aportar y enseñar. A mi se me parece mucho, a gente con más de 20 años de experiencia en el mundo de la empresa. A mi se me parece mucho, al tipo de gente de la que se está prescindiendo hoy día en las empresas.

Hay otra forma de hacer las cosas

Gestionar es conocer al equipo, saber de sus capacidades y debilidades, de lo que puede y no puede dar para la consecución de los objetivos y tratar en la medida de lo posible, crear un equipo diverso, diversidad que no solo tiene que ser de género, como está tan de moda hoy día, y creo firmemente que hay que acelerar para buscar esa igualdad, pero también hay que poner el acento en diversidad de experiencias, de conocimientos, de edades, de culturas, crear en definitiva equipo ricos en experiencias, que sean capaces de buscar soluciones a problemas cada vez más complejos, problemas que surgen de una realidad que cada día es más cambiante y en la que las soluciones se buscan pivotando sobre supuestos y en los que planificar cada vez es más difícil, porque la realidad supera la ficción.

Efectos colaterales

No se si hemos perdido la conexión entre las cosas que pasan y las consecuencias. Consecuencias directas, que son las más fáciles de visualizar, pero todo acto tiene también consecuencias indirectas, que pueden ser las que te lleven al fracaso. Es bien sabido, que un deportista como Rafa Nadal, no solo nos produce un gran orgullo por sus logros, y que España sea muy reconocida en el deporte a nivel mundial gracias a él, consecuencia directa. La consecuencia indirecta, que tarda varios años en manifestarse, es que hay más niños que quieren jugar al tenis y es muy probable que dentro de unos años tengamos más tenistas. Es un ejemplo para ilustrar lo que pasa en la empresa. El hecho de prescindir de talento y que el criterio no sea justo y aceptado por todos, no solo hace que se vaya el talento que has decidido desechar, consecuencia directa, sino que la consecuencia indirecta es que vas a conseguir que los que se quedan están mucho menos comprometidos. Si no eres capaz de lograr el compromiso del equipo, es difícil lograr el 200% del mismo. Quién puede estar motivado para aportar todo su capacidad de creación de valor, cuando sabe que tiene fecha de caducidad. La obsolescencia programada no funciona con las personas.

Mirando la bola de cristal

No me dan pena esos empleados que a sus 50 años se quedan sin empleo. No todos, pero muchos lograrán una vida profesional mucho más rica fuera de la gran empresa. Serán seguro más felices. El complemento económico que recibirán junto con una vida profesional en la que se les permitirá volver a aportar lo mucho que saben, hará que les vaya bien. No me dan pena las pymes o startups, que recibirán con los brazos abiertos ese talento que sabrán valorar y que les llega subvencionado por la gran empresa. Podrán acceder a ese talento, a los salarios que pueden pagar, para apalancarse en ese conocimiento que les llega y crecer y hacer crecer a estos profesionales que tienen mucho que dar y decir todavía. No me da pena, la economía española que crecerá con el verdadero germen de una economía, que son las pymes o nuevos emprendedores, muchos de ellos, surgirán no de gente recién graduada de las universidades o escuelas de negocio. Muchos de estos nuevos emprendedores, comenzarán su iniciativa emprendedora a los 50 años, con todo el bagaje y experiencia atesorada en toda una vida de trabajo, por cuenta ajena y con el colchón o seguro financiero, que le habrá proporcionado la gran empresa.

Me da mucha pena esa gran empresa española, que fue punta de lanza, que dejó de ser obsoleta y funcionarial, para quitarse la caspa y conquistar nuevos mercados, comenzando por latinoamérica. Me da pena esa empresa que era líder en mercados latinoamericanos, que estaban en los ranking como las mayores empresas inversoras en muchos países, que de un mercado hispanohablante paso a mercados más ajenos, como son los anglosajones o incluso asiáticos. Me dan pena porque con su política de no reconocer el talento inmenso que tienen y que están regalando, por no hacer un análisis adecuado, además de no ser valientes y poner a trabajar ese talento, van a convertirse en unidades de negocio de otras empresas, desgajadas y convertidas en empresas sin notoriedad y de las que funcionan pero no aportan nada que sea digno de mencionar. Pasarán a ser irrelevantes.

También aprendí en las aulas de mi Universidad, que las empresas nacen, crecen, se desarrollan y desaparecen. Es ley de vida. El momento en el que una empresa tira su talento, es el momento en el que tienes claro que no está en fase de desarrollo o de convertirse en un referente.

Conclusión

Mi conclusión es que las empresas que utilizan este tipo de política es porque no tienen la capacidad de generar una estrategia de desarrollo, una estrategia de crecimiento y cuando se dan esas señales, está claro que el futuro no pinta bien. Aunque muchos se quedarán por el camino, creo que un gran porcentaje de los empleados de los que se prescinde están sin saberlo a las puertas de un futuro más feliz. Quizás como dijo un compañero, no podrán enviar a sus hijos a estudiar al extranjero, pero hoy día, al final, esto no va de atesorar conocimientos, sino de desarrollar habilidades.

Publicado por José Luis

un financiero, con alma de comercial; un comercial, con formación financiera

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