Existe una vinculación muy estrecha entre la estrategia y las finanzas. Es necesario tener una idea clara de lo que significa la valoración de empresas para utilizarla como guía en la toma de decisiones empresariales. Es imprescindible que los directores ejecutivos, los directores de negocio y los directores financieros comprendan claramente que es y que representa el valor.
Es necesario estimar el valor de las opciones estratégicas que se presentan, tanto corporativas como de unidades de negocio. Algunos ejemplos son: el lanzamiento de nuevos productos, inversiones en inmovilizado o la creación de joint ventures, así como valorar transacciones importantes como fusiones, adquisiciones, desinversiones, recapitalizaciones y recompra de acciones.
La valoración también se utiliza para revisar y establecer objetivos a las unidades de negocio. Es fundamental saber si una unidad de negocio está creando valor y en qué grado lo hace.
La importancia de la valoración de una empresa radica en establecer objetivos medibles, dónde a día de hoy, el indicador más completo y que goza de mayor aceptación en finanzas es el de creación de valor.
Situaciones en las que la valoración es una herramienta fundamental para la toma de decisiones serían las siguientes:
- Operaciones de compraventa de empresas: la razón más clásica. La valoración es imprescindible para ambas partes. Por un lado, al comprador, la valoración le proporciona el precio máximo a pagar. En cambio, al vendedor, le indica el precio mínimo por el que debe vender. Hemos visto como el BBVA y Sabadell han renunciado a una operación anunciada de M&A, al no estar de acuerdo ambas partes, en el valor que se consideraba para el Banco Sabadell.
- Compraventa de acciones/participaciones: es imprescindible conocer el valor de la empresa para saber si el precio de las acciones que vamos a comprar o vender se ajustan a su cotización. La máxima de invertir bien en Bolsa es: comprar barato y vender caro. El arte es saber cuando es barato y cuando es caro. En el caso de que la empresa no cotice en ningún mercado, para comparar con la oferta realizada por el vendedor.
- Ampliaciones de capital o salidas a bolsa: las ampliaciones de capital pueden ser debidas por una salida a Bolsa o para permitir la aportación de fondos de los accionistas actuales o incluso la entrada de un nuevo socio, siendo una empresa no cotizada. En ambos casos, es necesario realizar una valoración de las acciones, por un lado, para justificar el precio de salida de las acciones al público y por otro lado para conocer el importe que los socios o nuevos socios deben aportar a la empresa, y que número de acciones obtendrán a cambio.
- Realización de un plan estratégico: la valoración será una herramienta clave a la hora de por un lado, establecer el plan estratégico y posteriormente, realizar seguimiento del nuevo plan. Por ejemplo, estudiar el impacto de una nueva línea de negocio. Es decir, analizar si crea valor o, por el contrario, lo destruye.
- Identificación de los value drivers (elementos que crean valor): la actualización de la valoración de una empresa y su seguimiento periódico permite detectar y jerarquizar los elementos de creación de valor de la compañía.
- Obtención de financiación ajena: los directivos necesitan conocer el valor de la empresa para obtener fondos ajenos, mediante la concesión de créditos o préstamos. La propia entidad bancaria nos puede pedir una valoración de nuestra compañía.
- Procesos legales, arbitraje y pleitos: en ocasiones, el árbitro o juez en una disputa sobre precios, puede requerir una valoración para apoyar en la resolución del conflicto.
- Herencia y testamentos: la valoración nos ayudará a repartir la masa hereditaria de la manera más igualitaria.
- Liquidación o quiebra de una empresa: en este caso valoraremos el valor de liquidación de cada uno de los elementos de la empresa.
- Fusiones: es necesario completar la valoración de las empresas que están inmersas en el proceso, para en base al valor de las partes calcular la ecuación de canje. La ecuación de canje nos establece las acciones que obtendrá cada uno de los accionistas de las empresas fusionadas en función de valor aportado.
- Rentabilidad de un proyecto: cuando una empresa acomete un proceso de inversión o de licitación, debe conocer qué valor aporta a la empresa, o dicho de otra forma, la rentabilidad que añade al porfolio de proyectos de la empresa. En la toma de decisiones de si invertir o no, o acudir a la licitación o no, y a que precio, es importante comparar la oportunidad con el resto de oportunidades y tomar una decisión en consecuencia.
- «Impairment» de activos y/o fondo de comercio: Incluso contablemente podemos necesitar realizar una valoración para poder tener argumentos para no provisionar un fondo de comercio surgido tras una adquisición o un activo que tenga un peso importante en nuestro balance. La valoración de los activos nos permitirá conocer si esta provisión es necesario o no. Recordamos que la provisión será necesaria, si el valor del activo está por debajo del precio al que está registrado contablemente.
Como hemos enunciado, una herramienta, como es la valoración, nos permite obtener una información imprescindible para tomar decisiones correctas. No sólo en el corto plazo, sino en el largo plazo. Es por ello, que cada día sea más habitual ver no sólo a las grandes empresas, sino a las pequeñas y medianas empresas en las que la valoración es parte de su día a día. Hoy día las «start-up» necesitan realizar continuamente valoraciones de la empresa para sobrevivir, porque la valoración de la misma es sobre la que pivotará la búsqueda de financiación para seguir progresando en su hoja de ruta. En otro publicación hablábamos de una herramienta como el presupuesto, como herramienta de gestión. El valor que la empresa crea, es fundamental para valorar si las decisiones están tomando la dirección correcta.
